FSC-CCOO Carretera y Logística | 11 octubre 2024.

Diferentes biológicamente, riesgos laborales distintos: este 28A, la salud laboral también con perspectiva de género

    Dentro de la campaña "8M Todo el año, todo el tiempo por la igualdad de género", en abril hablamos de la salud laboral con perspectiva feminista con motivo del Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el trabajo.

    25/04/2024.
    8M Todo el año, todo el tiempo por la igualdad de género

    8M Todo el año, todo el tiempo por la igualdad de género

    Tradicionalmente, la salud laboral en relación a las mujeres se destinaba a abordar temas exclusivamente relacionados con el embarazo, la lactancia y la maternidad. Sin embargo, la diferencia de género va mucho más allá, como veremos. Pero primero, un poco de historia.

    La Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, incorpora la transversalidad de género en la salud laboral, tal y como se refleja en su artículo 27. Integración del principio de igualdad en la política de salud. 

    c) La consideración, dentro de la protección, promoción y mejora de la salud laboral, del acoso sexual y el acoso por razón de sexo

    Asimismo, se modificó la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (Ley 31/1995), incorporando el artículo 5.4 que instaba a las Administraciones Públicas a promover el principio de igualdad también en la detección y prevención de los riesgos derivados del trabajo atendiendo a las diferencias de género.

    Recientemente, entre los objetivos de la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027 se recoge que se integrará la perspectiva de género en la gestión de la prevención y se apoyará a las pequeñas empresas en la aplicación de la normativa.

    Por tanto, la perspectiva de género en prevención de riesgos laborales no es un capricho, es una necesidad que se encuentra amparada por la normativa.

    No debemos confundirla con una evaluación de riesgos para hombres y otras para mujeres, sino que se trata de identificar los riesgos en función de los diferentes tipos de exposición, teniendo en cuenta que los daños a la salud también podrían ser diferentes.

    En primer lugar, hay que partir de que existe una segregación de género en el trabajo. Hay actividades que son desarrolladas predominantemente por mujeres y trabajos que vienen a ser desempeñados por hombres. Las mujeres suelen realizar tareas más repetitivas, monótonas, con salario inferior, con poca capacidad de planificar el trabajo y menos expectativas profesionales. Sus riesgos más frecuentes están relacionados con el trabajo durante largas jornadas de pie, posturas de trabajo inadecuadas, tareas monótonas…

    Los hombres suelen trabajar en tareas que implican mayor manipulación de cargas, pesos elevados, etc.

    El vídeo “Las chicas del radio” es un buen ejemplo de ello. Puedes verlo pinchando aquí.

    La perspectiva de género significa tener en cuenta:

    • Diferencias biológicas: en el tamaño, la fuerza, las dimensiones antropométricas, el análisis postural, el metabolismo de las sustancias químicas, el envejecimiento…
    • Condiciones laborales: asignación de tareas diferencias, grado de autonomía, monotonía...
    • Diseño de los puestos: herramientas de trabajo, adaptación ergonómica y antropométrica.
    • Factores socioculturales: tipos de contrato, forma de promocionar, doble presencia…

    Por ejemplo, en materia de ergonomía es imprescindible atender a las dimensiones antropométricas que deben ser ajustadas:

    • Los EPI’s (equipos de protección individual) se deben diseñar o seleccionar en función de la persona usuaria.
    • Las herramientas tienen que estar diseñadas de acuerdo al perfil de la persona usuaria.
    • Numerosas tareas repetitivas suelen ser realizadas por mujeres.
    • El enfoque de género también debe estar integrado en la gestión. Por ejemplo, en la política de compras.

    En materia de prevención, es posible y necesario intervenir sobre un diseño inadecuado del puesto de trabajo, así como sobre la organización del trabajo.

    En la exposición a productos químicos, también hay diferencias:

    El sexo biológico es importante en cuanto a las diferencias en la exposición y en los efectos a la salud. No solo se observa en relación al embarazo, maternidad o lactancia, sino que también tiene que ver con las diferentes formas en que las sustancias penetran en el organismo, se almacenan o metabolizan en el cuerpo humano. 

    Las mujeres tienen mayor porcentaje de tejido adiposo y almacenan más grasa, por lo que hay productos que se acumulan con mayor facilidad. Por ejemplo: metales pesados, disolventes orgánicos... 

    Existen sustancias que actúan también como disruptores endocrinos, afectando hormonalmente a hombres y mujeres. 

    En relación a la edad de las personas y al envejecimiento en el puesto de trabajo, también se producen diferencias. El proceso natural de envejecimiento en el puesto de trabajo debe ser también tenido en cuenta, puesto que disminuyen algunas capacidades físicas y sensoriales. En función del tipo de profesión tendrá más o menos trascendencia y deben ser valorados en la evaluación de los riesgos, teniendo en cuenta tanto las exigencias del trabajo como el estado de salud de las personas, por ejemplo:

    • Una carga de trabajo física pesada.
    • El trabajo por turnos.
    • Las temperaturas elevadas o frías.
    • La exposición a entornos ruidosos.

    Con la edad se producen cambios que pueden influir en la capacidad de trabajo. En el caso de las mujeres la menopausia, la osteoporosis, la osteoartritis. En el caso de los hombres, podrían ser problemas con la próstata.

    Las evaluaciones de riesgos deben, por lo tanto, recoger las diferentes exposiciones y adecuar las medidas preventivas. Asimismo, la vigilancia de la salud tiene que ir en consonancia con los riesgos del puesto de trabajo.